Hace unos días leí una noticia muy triste que, por desgracia, no me sorprendió. No me sorprendió porque no es la primera vez que pasa algo semejante relacionado con el deporte, no es la primera vez que se cometen barbaridades que mancillan lo que en su día se planteó como juego, salud, diversión y competición sana.
El suceso en cuestión se produjo en Bombay (India) donde varios amigos celebraban el cumpleaños de uno de ellos. Uno de los amigos comenzó a hablar con el cumpleañero sobre Leo Messi y Cristiano Ronaldo, debatiendo quién es el mejor futbolista; la discusión fue intensificándose y terminaron peleándose. Como resultado de dicha pelea el amigo terminó detenido por la policía y el cumpleañero desangrado en el suelo del apartamento. Dos AMIGOS que terminan uno preso y el otro muerto, ¿por qué? ¿por tener la razón?, ¿por orgullo? Resulta surrealista.
Lo más irónico del asunto es que, aunque Messi y Ronaldo no son amigos, suelen tratarse con respeto, se alaban mutuamente en público y, hasta el momento, su relación nunca ha llegado a las manos. Ambos son futbolistas profesionales y saben reconocer el talento, el trabajo y la trayectoria que tiene el otro. Mientras aquí dos futbolistas se saludan antes de un partido, en otro lugar del mundo hay dos aficionados que se matan literalmente por ellos. Pero no pensemos que esto solo pasa en Bombay, donde el fútbol ni siquiera es el deporte rey; esto ocurre a menudo en Europa y América.
En Por mis Colores…¿hasta dónde? se planteaba el grave problema de las peleas entre hinchas de diferentes equipos, teniendo en cuenta el efecto que causa en una persona el sentimiento de pertenencia a un grupo. Pero en este caso no se trata de un equipo ni unos colores, se trata de otras personas; hemos llegado al punto de morir por “defender” a quien no conocemos realmente.
Como ya he dicho, éste no es el único caso: Michael Jordan y LeBron James son protagonistas habituales de este tipo de discusiones. En 2013 dos personas fueron detenidas por pelearse en un bar de Pennsylvania y herir gravemente con sus navajas a otras tres personas que intentaron evitar la pelea. El origen de la disputa: Jordan y James. En 2015 dos compañeros de habitación de la Universidad de Penn State empezaron de la misma manera: hablando sobre Michael Jordan y LeBron James. Una vez más, uno de ellos terminó sufriendo agresiones y el otro detenido por asalto y agresión.
Hace tiempo aprendí que una vida es más importante que una opinión deportiva. Tener la razón no requiere demostrarlo ni imponerlo (en el caso de que la tengamos).
“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero hasta con la vida defenderé el derecho que tienes de decir lo que piensas.”
Voltaire (1694-1778)
Psicología y Deporte y Viceversa 